El Bicentenario de Colombia es un plan de actividades destinadas a la celebración de los 200 años de los sucesos ocurridos en Santa Fe de Bogotá el 20 de julio de 1810, que significaron el inicio del proceso independentista de la República de Colombia.2

El grito de independencia de Santa Fé sucedió el 20 de julio de 1810.4
Actualidad
Por el lado del gobierno colombiano, este se ha encargado de desarrollar actividades y políticas en favor del desarrollo nacional en vista de la conmemoración, una de ellas es Visión Colombia 2019,5 implementado por el presidente Álvaro Uribe Vélez. También se creó la "Alta Consejería Presidencial para el Bicentenario de la Independencia", organismo consultivo con el fin de desarrollar actividades culturales y educativas para ese evento.
Por el lado cultural, en conmemoración de los 100 años del grito de independencia en 1910 el Concejo de Bogotá selló una urna con documentos importantes, fotos de la época etc, la cual fue abierta el 20 de julio de 2010 para la celebración del bicentenario, además se hicieron exposiciones relacionadas con el bicentenario de la Expedición Botánica y el fallecimiento del científico español José Celestino Mutis, parte del Programa Nacional del Bicentenario de la República. Incluso, los canales de TV The History Channel y City TV Bogotá, desarrollaron con la Universidad Nacional de Colombia un documental para ese fin que se transmitirá el 20 de julio en hora estelar.
ORÍGENES DE LA URNA CENTENARIA
La urna centenaria que reposa hoy en el Museo de Bogotá (Cra 4#10-18), y que se encuentra a cargo de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, se ha mantenido cerrada desde octubre de 1911 hasta nuestros días.
Siendo poca la información recopilada hasta el momento con respecto a su trayectoria y origen, el Instituto ha estado reconstruyendo su historia lentamente a partir de datos precisos encontrados en periódicos, archivos de notaría, actas de sesión del Concejo y, por su puesto, de la misma urna, que como documento y objeto protagonista, se ha constituido en el punto de partida de la indagación.
En su puerta frontal, la urna lleva impreso el designio del Concejo Municipal de la ciudad hace ya casi cien años:
La cierra el CONCEJO MUNICIPAL de 1911.
Contiene documentos y publicaciones referentes a los festejos del PRIMER CENTENARIO DE 1810.
La información de esta inscripción se encuentra explicada con mayor profundidad en las dos actas correspondientes a la ceremonia de clausura de la urna. La primera de ellas se encuentra en los libros de actas del Concejo Municipal del año 1911 (actualmente en el Fondo del Concejo Municipal del Archivo de Bogotá) y la segunda acta, correspondiente a una versión más detallada de la primera, fue publicada en el Registro Municipal y protocolizada en la Notaría Segunda de Bogotá por el Notario Segundo de la época (hoy en día en el Fondo de Notarías del Archivo General de la Nación).
Según los datos encontrados, la idea de hacer una urna centenaria provino de una resolución dictada por la Comisión Nacional del Centenario “referente a la colocación de una caja metálica de los documentos importantes que figuraron en las festividades del primer Centenario”(Acta del Registro Municipal). Sin embargo, fue el Concejo Municipal de Bogotá el que finalmente adoptaría la idea en la sesión del 27 de junio de 1910 y luego, el 31 de octubre de 1911, en medio de una celebración solemne, sellaría la urna con la condición de que tan sólo fuera abierta cien años después.
La ceremonia se llevó a cabo durante una sesión extraordinaria del Concejo el 31 de octubre de 1911 a las ocho de la noche, como parte de sus últimas actividades, antes de que entrara en regencia el nuevo Concejo de la ciudad. A la sesión asistieron algunos de los concejales, el Alcalde, el Personero, el Director de Higiene y Salubridad y de Obras Públicas, el Tesorero Municipal y el notario segundo del circuito Julio Pinzón Escobar. Según el acta del libro del Concejo, “estando ya preparados todos los documentos, libros, folletos, fotografías” que debían colocarse en la urna, se procedió a firmar el documento de la sesión sobre una hoja de pergamino en presencia del Notario Segundo.
El acta protocolizada por el notario Julio Pinzón Escobar, fue registrada con la escritura número 2453 en la Notaría Segunda de Bogotá e incluye un ejemplar auténtico del acta de la sesión celebrada el 31 de octubre, así como una carta enviada por el secretario municipal Antonio M. Londoño al Notario en la que explica:
Tengo el honor de incluir con este oficio, un ejemplar auténtico del acta de clausura de la Urna Centenaria, que en su presencia y bajo su firma, se extendió ayer en el salón de sesiones del Concejo Municipal.
Además, acompaño en pliego separado con cubierta de pergamino, una de las tres llaves con que fue cerrada la urna expresada, y, el inventario de los documentos que ella contiene; esto con el fin de que U. se sirva guardar en lugar seguro y con la debidas precauciones, estos documentos y la llave adjunta, para que sus sucesores en esa notaría hagan otro tanto, hasta que sea llegada la fecha en que habrá de ser abierta la urna solemnemente, que será el 20 de julio de 2010.

LA MARCA DE LA URNA
La urna en el centro de la puerta frontal tiene un relieve con la palabra “Fichet” en grabado y la acompañan tres ángeles que se encuentran sobre cuatro estrellas doradas y que a su vez, sostienen una corona de laurel. Fichet es la marca de una empresa francesa que desde 1825 se ha dedicado a la elaboración de cajas y sistemas de seguridad. Según los datos aportados por el Presidente de Fichet Colombia2 Carlos Ballén y por el coordinador comercial Mathieu Michel, la empresa no se encontraba aún en Colombia en 1911 por lo que la urna debió haber sido traída desde Europa para cumplir la función estipulada por la Comisión del Centenario.
Desde inicios del siglo XX, Fichet ha realizado distintos trabajos en Colombia en instituciones bancarias y gubernamentales; sin embargo, al ser la urna un elemento de carácter netamente histórico para Bogotá, ha resultado de gran interés para la empresa.
Debido a esta motivación, Fichet Colombia inició comunicación con la casa matriz en Francia con el fin de buscar datos técnicos de la urna. A pesar de que no se han encontrado documentos particulares de ésta, puede señalarse que las características formales y estéticas que presenta la urna centenaria, se asimilan a las de otras cajas de seguridad de la época. Por este motivo, Fichet considera que esta urna no hace parte de una producción en serie de cajas de seguridad, sino de una especialmente encargada para cumplir su función durante los festejos del centenario.
Fichet tampoco cuenta con una llave que pueda abrirla (posibilidad planteada en la primera reunión llevada a cabo con la empresa), pero ha propuesto que sean sus operarios -conocedores de los mecanismos de estas cajas de seguridad- los que lleven a cabo la operación de apertura de la misma sin ejercer ningún daño sobre las visagras y pasadores de seguridad que pueda tener internamente la caja.
TRAYECTORIA DE LA URNA
Poco se conoce acerca de la trayectoria de la urna desde 1911 hasta nuestros días. Aparentemente permaneció en el Concejo de Bogotá hasta 1969, año en que pasó a ser parte de la colección del naciente Museo de Desarrollo Urbano. Según comenta Hernando Acevedo, antropólogo a cargo de la conformación del Museo, el entonces alcalde de Bogotá, Virgilio Barco Vargas, manifestó el deseo de que esta pieza conformara la colección de objetos del museo capitalino. Para la gestión del traspaso de esta urna, fue importante el apoyo dado por parte de las Concejales de Bogotá María Eugenia Rojas de Moreno y Alegría Levy. De esta manera, la urna entró a ser parte de la colección de un Museo que posteriormente en el año 2003, recibiría el nombre de Museo de Bogotá dirigido por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo y hoy por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural.
En 1988, la urna aparece reportada por vez primera en el inventario realizado por la Universidad de los Andes para la propuesta de reestructuración del Museo3. Posteriormente en 1996, es registrada fotográficamente en el inventario del Museo de Bogotá, evidenciando que la manilla de la puerta se encontraba hacia arriba, a diferencia de como se encuentra hoy en día, girada hacia el costado izquierdo. Si bien esto podría indicar que la urna fue abierta en algún momento, la asesoría técnica dada por Fichet Colombia señala que este tipo de cajas de seguridad requerían primordialmente de la llave para su apertura, siendo la manija tan sólo un apoyo para completar la acción. Ante esta situación, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, no pueden asegurar si la urna fue abierta con anterioridad4.
A su vez, existe el rumor de que la urna pudo haber sido abierta durante los disturbios del 9 de abril de 1948. Si para esta fecha la urna se encontraba en la sede del Concejo de Bogotá, resulta importante resaltar que dentro de las edificaciones afectadas en 1948 no se encuentra reportado el Palacio Municipal, sede del Concejo en esa época. Habría que considerar además que la urna es un objeto pesado, difícil de trasladar, con un mecanismo de seguridad que requería de la llave para ser abierto y que en términos de conservación no presenta actualmente alteraciones físicas evidentes, por lo cual existen altas posibilidades de que la urna no hubiera sido abierta durante los acontecimientos del 9 de abril.
Ya que estos datos no han podido ser corroborados hasta el momento, la expectativa ante lo que pueda o no encontrarse el día de la apertura en el 2010 dentro de la urna, se acrecienta cada vez más. En términos históricos y simbólicos, la apertura debería pensarse no sólo frente a lo que se deba o se espere encontrar, sino también frente a lo que no pueda llegar a encontrarse. En cualquiera de los dos casos se trata de entender esta urna como un elemento que puede narrar el sentido de la memoria histórica centenaria de Bogotá, y como cualquier otra memoria, ha sido vulnerable en el tiempo, tanto al recuerdo como al olvido durante el acontecer histórico de la ciudad.
APERTURA DE LA URNA: 20 DE JULIO DE 2010
Con respecto a las recomendaciones dadas por el Concejo Municipal de Bogotá en 1911 para la apertura de la urna en el año 2010, en el acta publicada en el Registro Municipal se expresa abiertamente la instrucción de que ésta deberá ser abierta en sesión plena del Cabildo ó de la entidad que lo represente legalmente, y con asistencia de la Dignidad Eclesiástica Superior en Bogotá, en aquella fecha, del primer Magistrado de la Nación y del Notario público respectivo á quien esté confiado el protocolo que contenga la presente acta y la llave arriba citada.
De esta manera, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, como entidades custodia de la urna, coordinarán su apertura el 20 de julio de 2010 en el Museo de Bogotá. Siguiendo lo estipulado por el Concejo Municipal de 1911, en la ceremonia se cumplirá con el protocolo anteriormente descrito. Además, se levantará un acta que describa la ceremonia de apertura de la urna junto con el detalle de los objetos encontrados, los cuales, desde ese momento, harán parte de la colección del Museo de Bogotá.
PROPUESTA TÉCNICA PARA LA URNA BICENTENARIA.
La urna puede enmarcarse dentro de la definición de una cápsula de tiempo ya que según la “International Time Capsule Society” (ITCS), una cápsula de tiempo es “un contenedor usado para almacenar para la posteridad una selección de objetos pensados para ser representativos de la vida de un momento/ tiempo en particular”6. Según esta sociedad, alrededor del mundo hay aproximadamente 10,000 cápsulas de tiempo, de las cuales, la mayoría se encuentra perdida debido a que se han olvidado los lugares en que fueron ubicadas. Ya que la urna bicentenaria cumpliría la función de “guardar la memoria” de la ciudad hasta dentro de un siglo, resulta importante tener las precauciones necesarias para que la “cápsula” no se olvide y para que las condiciones de conservación de la misma sean las mejores con el fin de lograr mantener en el mejor estado posible, los objetos a almacenar.
Hay varios casos de cápsulas de tiempo alrededor del mundo, dentro de los que vale la pena destacar algunos ejemplos por sus orígenes e implicaciones. El primero corresponde a la “cripta de la civilización”, un proyecto realizado en la Oglethorpe University en Atlanta, para contener objetos testimoniales de la civilización para el futuro. El proyecto de la cripta comenzó sus gestiones en 1938 para ser finalmente cerrada el 28 de mayo de 1940. Se realizó en la cámara subterránea de una antigua piscina que fue adaptada técnicamente para conservar distinto tipo de material, y fue proyectada para ser abierta el 28 de mayo del año 8113.
En la cripta se almacenaron mas de 640,000 páginas de material microfilmado, cientos de grabaciones incluidas las voces de políticos como Hitler, Stalin, Chamberlain y Roosevelt e incluso de Popeye el marino; muñecos como un pato Donald, objetos de uso cotidiano, además de un manual para enseñar inglés a los que encuentren la cripta en el futuro. Actualmente, la Asociación de Cápsulas de tiempo funciona en la Oglethorpe University en honor a esta cripta.
Un año después de la cripta de la civilización, la empresa Westinghouse en la Feria Mundial de New York de 1939, presentó un objeto con el nombre de “cápsula de tiempo”, a manera de un misil que contenía miles de documentos microfilmados y pequeños objetos como elementos de uso diario, muñecos, textiles y muestras de material de todo tipo como aleaciones, cauchos, plásticos, además de semillas y dinero entre otros. A raíz de este caso, se adoptó mundialmente la denominación “cápsula de tiempo”7.
El tercer ejemplo de cápsula de tiempo corresponde al de las sondas espaciales Voyager 1 y 2, lanzadas por Estados Unidos el 5 de agosto y el 20 de septiembre de 1977. Cada una de las sondas lleva un disco de oro con una selección de hora y media de duración de saludos en 55 idiomas, música de diferentes partes del mundo, una mezcla de sonidos característicos del planeta y un saludo del entonces Secretario General de Naciones Unidas. Además de esto, se explica la localización del sistema solar, unidades de medidas, características del cuerpo y la sociedad humana. El objetivo de las sondas es el de ser por si mismas un testimonio de la existencia de la humanidad y del planeta tierra, en vista a la posibilidad que existan otras formas de vida en el universo.
El último caso de cápsula de tiempo es la “Cámara global de semillas de Svalbard” que ha sido nombrada por la prensa como el “Arca de Noé” o la “cámara del día del juicio final”8. El objetivo de la cámara que se encuentra en una isla de Noruega en el polo Norte, es el de guardar muestras de semillas de todas las especies comestibles del mundo, previendo el peligro de que éstas se extingan debido a la actividad humana o a desastres naturales. Esta cápsula del tiempo estipuló que tan sólo en el caso de que todas las semillas de cierto tipo hayan sido destruidas o se hayan agotado, podrán ser extraídas de la cámara.
Lugar en que se depositará la urna:
Se proyecta que la urna sea ubicada en la Alcaldía Mayor de Bogotá en un lugar que garantice tanto la exhibición y reconocimiento permanente de la urna, como su adecuada conservación en el tiempo. Siguiendo las recomendaciones de la Sociedad Internacional de Cápsulas de Tiempo, se sugiere no enterrarla para que no se corra el riesgo de que sea olvidada más fácilmente.
Acto de cierre de la urna:
Posterior al acto de apertura de la urna centenaria, se procederá a cerrar la nueva urna. Para este acto deberán definirse las personas que participarán directamente en el cierre, así como el plan de conservación del mecanismo de seguridad de la urna. Si se tratase de una llave o de un sistema mecánico, puede plantearse que el original y una copia de ésta junto con el inventario de objetos contenidos dentro de la urna sean guardados en el Archivo de Bogotá y en el Museo de Bogotá a lo largo de los años.